Cuando te conviertes en un maestro, puedes caminar entre
el lodo y las tinieblas de la conciencia limitada y conservar tu totalidad,
porque entiendes a las grandes masas y el por qué de su manera de ser, pues una
vez tú fuiste así. Les permitirás la libertad de ser limitados -y eso es amor
verdadero porque sabes que esa es la única manera como pueden aprender a tener
un entendimiento ilimitado y a amarse unos a otros, lo cual es, de hecho,
amarse a sí mismos totalmente. Y cuando veas la cara de otro en la muchedumbre
-sin importar su color, limpieza o apariencia- mirarás a la entidad y verás a
Dios en él, porque si miras lo bastante cerca encontrarás a Dios en cada uno.
Entonces amas como el Padre ama; ves lo que él ve, no
sólo en ti, sino en todos los demás. Cuando puedes mirar a todos y ver la
belleza que son, estás en el camino que asciende de este plano hasta un espacio
más amplio donde existen muchas moradas. Pero las puertas están cerradas para
aquél que no puede aceptarse plenamente a sí mismo y al Dios que vive en toda
la vida a su alrededor.
Cuando sitúes a la gente en el lugar donde pertenecen, en
su Dios-fuente, sabiendo que sin importar lo que hagan, están viviendo para el
Dios dentro de sí mismos -así como tú vives para el Dios dentro de ti- entonces
puedes aprender a amar a toda la gente. Cualquiera que sea su expresión, ahora
puedes, por primera vez en tu existencia, amarlos verdaderamente, pues tu amor
no está gobernado o restringido por el juicio. Y así es en verdad, como es un
Cristo -el hombre que vive como Dios- dentro de su ser.
Llegará un momento, en esta vida o en las próximas, en el
que habrás alcanzado ese punto donde ya no tienes el deseo de hacer esto o
aquello, sino simplemente «ser». Nunca más juzgarás . Estarás tan completo con
las experiencias de este plano, que ya no habrá nada que juzgar,
Nunca alterarás lo que eres, ni
juzgarás lo que eres. Permitirás aquello que has de ser y asi mismo amaras a otros y les permitiras ser como son.
Cuando amas lo que eres, puedes decir con gracia,
dignidad y poder humilde: «Amo al Padre inmensamente, porque el Padre y yo
somos uno. Y amo lo que soy inmensamente, porque el Yo Soy que yo soy es la
esencia de todo lo que es». Entonces estás en armonía con el flujo de la vida.
Eres un maestro que camina sobre este plano. Eres el Cristo resucitado, el
Cristo que ha despertado. Eres una luz para el mundo. Sin embargo, no podrás
convertirte en eso hasta que ames y abraces todo lo que has hecho y te des
cuenta de que todo fue por el bien de tu vida, porque ello te ha transformado
en la magnífica entidad que eres en este día.
Este entendimiento te libera del karma, de la idea de pecado, del juicio y el castigo.
Porque el Padre es amor.El Padre es simplemente el Ser que ES. Y ese Ser abarca a
toda la gente, todos los actos, todos los pensamientos y todas las emociones; todas
las cosas. Si el Padre pudiera juzgarte, ciertamente se estaría juzgando a sí
mismo, pues tú y él son uno mismo y Dios es solo amor como tu mismo.
Ramtha
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