Al volverse el Amor cada vez incondicional, se comienza a experimentar
la Alegría interna. No se trata de la alegría repentina debido a un giro
placentero de eventos sino que es una compañía constante en todas las
actividades. La Alegría surge desde cada momento de la existencia,
antes que de cualquier otra fuente.
Una capacidad de
paciencia enorme y la persistencia de una actitud positiva ante la adversidad
prolongada es característica de este campo de energía; el sello de este
estado es la compasión. Las personas que logran este nivel tienen un
efecto notable sobre los demás. Son capaces de lograr un estado de
contemplación prolongado con los ojos abiertos, el cual induce a un estado de
amor y paz.
El mundo que uno ve está iluminado por una belleza
exquisita y una perfección de la creación. Todo sucede sin esfuerzo, por
sincronicidad, y el mundo, y todo lo que en él se incluye, se muestra como una
expresión de amor y divinidad. Lo individual emerge en la
divinidad. Se siente una Presencia, cuyo poder facilita los fenómenos
fuera de las expectativas convencionales, denominadas milagrosas por el
observador ordinario. Estos fenómenos representan el poder del campo
energético, no el del individuo.
El sentido de la responsabilidad de uno mismo hacia los demás en este
nivel es de una calidad diferente : Hay
un deseo de usar el estado de conciencia personal para el beneficio de la vida
misma en lugar de los individuos en particular. Esta capacidad de amar a
muchas personas simultáneamente se acompaña del descubrimiento de que mientras
más se ama, más puede uno amar.
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