El viejo paradigma por el contrario es el responsable de que se busque la
felicidad en emociones: euforia o placer momentáneo, lo cual tampoco es
negativo, siempre y cuando entendamos la diferencia entre placer, euforia, gozo
y felicidad.
La felicidad en el nuevo paradigma no es algo que ocurre como resultado de
algo que ocurre en nuestra vida externa, si así fuera todo placer , por
ejemplo, salir a pasear, bailar, disfrutar, comer o todo euforia: conquistar
una meta muy querida, casarse, graduarse, etc., nos aseguraría para siempre la
felicidad y sabemos por experiencia que no es así.
Por lo cual la felicidad en este
paradigma del Ser, es la resultante de una aceptación más que de una conquista
o de un suceso que nos coocurre.
Es más la vivencia de lo que ya somos y la experiencia de integrar esa vivencia
en nuestro día a día , da como resultado una nueva vibración de paz, serenidad,
confianza y capacidad de salirnos para siempre de la rueda de lo imprevisto,
pues nunca podríamos controlar a otros u otra cosa, más que nuestra propia
capacidad de alimentar y disfrutar lo que ya somos, como antídoto contra tantas distorsiones de la
mente basadas en la dualidad de evitar el dolor o perseguir compulsivamente el
placer como vía a la felicidad.
Cuando
aprendes a estar más en el fondo y menos manejado por los cambios de la
superficie, esa paz de fondo se vuelve una prioridad para ti. Esa paz de fondo
ya no es algo que llega cuando “las cosas van bien”, también se mantiene en tu
vida cuando la apariencia de conflicto está allí o cuando las cosas “van mal”.
Entonces estás triste, pero en paz. Entonces estás enfadado, pero en paz.
Puedes estar temeroso, pero en paz, puedes en fin saberte y sentirte humano y a
la vez disfrutar de tu gozosa existencia Divina!
Tú no eres tus
estados transitorios, eres el Amor pleno debajo de estos múltiples estados y tu
felicidad en reside en menos en el controlar el drama emocional del mundo y más en el cultivo de tu mas alta energía y la plenitud de tu Ser.
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